jueves, 29 de junio de 2017

El fino arte de no estorbar ni de rogar





Aprender el fino arte de no estorbar ni de rogar.  Dejar de llamar a puertas que no abren para empezar a ser consciente de lo poco que se recibía a cambio. Saber guardarse para un después que igual es nunca porque así debía de ser.



Dar en la justa medida sin usar más balanzas que las que dictan tus valores, en ese día tal que saltan ecos de los ángeles que te guardan.  Una destreza bastante compleja de adquirir, especialmente si se está coja de medio corazón y además,  falta la valentía para dejarlo ver entre una multitud de supuestos corazones enteros.  Competencia solo de almas habilidosas y diestras del saber valorar a un cuerpo solo, sano y presente. Currículos magna cum laude.



Y volver a aprender el fino arte de no estorbar ni de rogar. Seguir subiendo peldaños uno a uno y entender al fin que no hace falta creer en magias ni usar la imaginación para plasmar en un dibujo a quien te quiere. Porque quien realmente lo hace, sujeta la paleta contigo y elige los colores a tu lado,  ya sean grises, blancos o verdes.

Feliz día.





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