Cuando las ocupaciones se frenan y atardeces en compañía de tu paz y… una sonrisa. La que con vida propia explora nuevos huecos sobre la comisura de tus labios y consigue que te sientas libre de cualquier qué dirán.
Cuando la calma gana la batalla a la rutina y anocheces con tu soledad y… una
esperanza. La de ser mañana una mejor persona de lo que has sido hoy, con las
lecciones del día -o de una vida- aprendidas, los deberes hechos sin copiar y sintiéndote
auténtica de ser quien eres. Con tus luces y con tus sombras.
Cuando la mirada cobra fuerza para observar el pasado, y amaneces junto a todos
tus anhelos y…una promesa. La que te hiciste tiempo atrás para no sufrir en
vano cuando lo que acontece no depende de ti. Promesa que vale un regalo
envuelto de amor hacia ti misma y con el que tus ángeles te sorprenden en cada
despertar.
Feliz día
No hay comentarios:
Publicar un comentario