El reloj de los recuerdos
Y hay días en los que una sin querer, o tal vez queriendo un
poco, recuerda sólo ciertas cosas y se
deja estar triste. La lágrima le cae fácil y durante un rato no entiende de lucha.
El reloj deja de marcar las horas y en su lugar
marca recuerdos. Uno a uno van pasando. Gentes, olores, ruidos, aplausos, miradas,
emociones, nervios…
Los recuerdos están ahí. Justo cuando una se atreve a dejar ver su debilidad. Justo cuando una acepta, aunque solo sea por un rato,
que para sentir lo que quiere sentir tiene que dejar de mirar el presente, el aquí y el ahora.
Porque así es de la forma en que una entristece, ignorando
el ahora y queriendo ver el tiempo en un reloj que lo único que te deja ver son recuerdos.
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