Almas que se cuelan
en la carretera, y posiblemente traigan un motivo de encuentro contigo que ha
sido caprichosamente trazado a base de todas y cada una de tus elecciones
pasadas. Aquí y ahora, en esta carretera, ya no hay zona de descanso para casualidades ni coincidencias.
Almas señalizadoras
que te hacen ver que cada paso previo mal dado, te ofrece a su vez un guiño a
modo de destello en el que se ven las coordenadas del siguiente paso a dar. Te recuerdan también estas almas, que siempre hay señales en la carretera y hay que saberlas mirar.
Almas habilidosas
que te enseñan cuando menos te lo esperas, dignas de ser honradas cuando
consiguen rescribir en tu mapa de rutas, esas rutas tan deseadas y ansiadas que tenías planeadas, pero que hoy parecen haber sido construidas con kilómetros de chapuzas, falsedades
y utopías. Mañana, ya se verá.
Almas maestras,
tal vez, de otra vida pero que cambian tus formas de pelear en esta. Almas que
te indican en qué parada subir, en cuál bajar, y sobre todo, cuando sólo hay
que parar a contemplar lo que la propia carretera se lleva.
Feliz día
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